viernes, 12 de junio de 2009

Acaso todavía seguía soñando, y en realidad me encontraba tendido durmiendo profundamente en mi cama, me pellizque para comprobarlo y me dolió, entonces, sabia que esto no era otro de mis sueños, sino la realidad y que dentro de poco iba a pasar el momento mas deseado de mi vida. Lo primero que hice fue echarme una ducha, ponerme mi atuendo, una camisa rosada y una chaqueta negra. Vivo en una ciudad del sur de Europa, pero soy originario de España, me aleje de mi ciudad natal, para recorrer lugares que nunca había visto, por lo tanto al ver este hermosa ciudad decidí quedarme y empezar una nueva vida. Quien hubiera pensado que alguien como yo, le pasarían esta clase de cosas. Baje a la recepción del hotel y deje las llaves de mi cuarto al portero. Al salir, jamás pensé que algo como esto pasaría, estaba nevando, en cuya ciudad rara vez nevaba, este día no podía ser mas perfecto.
Tome un autobús, y me dirigí al centro de la cuidad, para ir al parque, ya que la única manera de llegar a este, es tomando el otro autobús. El tiempo que pasaba me parecía interminable, las ansias por verla me opacaban. Al llegar, avance al parque y me encontré con una persona sentada, en una de las bancas. No sabia si era ella o podría ser otra persona, así que trate de acercarme a hablarle, pero, guardando cierta distancia.

-Cassandra, ¿eres tu?- le pregunte, para cerciorarme que era ella. Al escuchar mi voz se volteo y se levanto, echando a corriendo al lugar donde me encontraba, arrojándose a mis brazos y caímos al suelo.
-Viniste amor, pensé que no ibas a venir, pensé que no me ibas a creer-Me contesto, de una manera tan dulce y agradable. La realidad, no se comparaba con mis sueños. Entonces, me planto un beso, tan dulce y salvaje, fue como si me inyectaran un tranquilizante, solo sentía sus labios con sabor a caramelo, en lo único que pensaba era en ella, por fin el amor de mi vida, algo que todo hombre se la pasa buscando en toda su vida, sentía una sensación que nunca pensé en sentir, quería que este momento durara para siempre, y que esta sensación nunca acabe.

-Vamos, tengo algo que mostrarte, es un lugar especial- sus palabras eran como bálsamos para mi corazón que latía rápidamente por el miedo que me ocasionada el hecho de pensar en que esto no podía estar pasando.
-Voy donde estés tu-
-Tenemos que darnos prisa, antes de que sean que vine contigo-
-¿De quienes hablas?-
-Eso no importa, tenemos que darnos prisa-

Tomamos un taxi y nos dirigimos al mismo hotel donde me hospedaba, me pidió que le pidiera al portero mis llaves, subimos a mi cuarto y me dijo que sacara mi maleta y metiera todas mis cosas, que si queríamos estar juntos teníamos que huir, y estar lejos de aquí.


-Por que tenemos que irnos, necesito saber la verdad-
-No me creerías si te lo dijera-
-Acaso no lo entiendes, yo te amo y no importa lo que me digas sobre ti, yo te seguiré amando-
-Esta bien, u querías la verdad, soy un ángel-
-No me mientas, ya dímelo-
-No te estoy mintiendo, si no como explicas que este en tus sueños; cada persona tiene un ángel que lo protege-
-Y por que no tienes alas, como los que aparecen en las imágenes-
-Esas son tonterías, tontito-
-Y por que estamos huyendo-
-Un ángel no puede tener contacto con los humanos, pero, no puede evitar enamorarme de ti y si saben los demás esto, me pueden regresar del lugar donde vine-
-¿Y de donde vienes?-
-No se, venimos con la mente en blanco y otro ángel nos dice a quienes cuidar. No me quiero separar de ti--Y no va a pasar, yo te amo y no voy a dejar que nadie te separe de mis brazos-

domingo, 7 de junio de 2009

Mi salvadora

Estaba seguro de que era un sueño. Las razones de esa certeza casi absoluta eran, en primer lugar, que permanecía de pie recibiendo de lleno un brillante rayo de sol, la clase de sol intenso y cegador que nunca brillaba en mi actual hogar, Cherse, donde siempre llovizna; y en segundo lugar, se encontraba la mujer de mis más íntimos y excitantes sueños. Siempre que aparecía, le preguntaba quien era, pero siempre me decía lo mismo.
-Mi nombre es Cassandra y es lo único que necesitas saber.- Me respondía siempre con esa gracia, su rostro era tan bello como siempre; la piel era tan suave y tersa y con una mata de cabello castaño y rizado.
Susurro unas palabras, que no alcance a entender.
Y nuestros labios se acercaron. Sabia exactamente como se movería, y como se sentirían sus labios. Creí que solo pretendía posar suavemente sus labios sobre los míos, pero las cosas cambiaron cuando nuestra piel entro en contacto. De súbito, su boca se torno dura y ruda y sus manos suaves presionaron mas mi rostro contra el suyo, al mismo tiempo que sus labios movían los míos con ansiedad desconocida. Dándonos un beso delicado, pero a la vez ardiente, entrando por mis labios y fluyendo hasta mi corazón como una ráfaga de llamas. Pero de repente, desapareció, y esa pisca de llamas ardientes cesando hasta extinguirse.
Me quede parado y preguntándome... ¿Donde se fue? ¿Por que siempre desaparece? ¿Acaso aquella diosa puede existir en el mundo real? Pero de repente, apareció otra mujer, que nunca había visto en mi vida, ni había soñado. De la misma estatura, que Cassandra, pero ella era rubia y con unos ojos verdes azulados.

-Si quieres saber la verdad, te voy a estar esperando- me dijo, con una mirada seductora, y como arte de magia apareció mi princesa.
-Déjalo, el es mío y solo mío- respondió con tono amenazante.
-Acaso, no le has dicho la verdad o tienes miedo que te odie por lo que eres-
-Ni se te ocurra, lo amo y jamás lo pondría en un peligro como este-
Yo quede pasmado, por aquellas palabras que jamás espere que dijera, mi princesa. Pero me preguntaba que era aquel secreto del que hablaban ellas dos.
-Tu sabes Cassandra, si Marcel se entera de lo que haces, te puede...
-Si lo se, y ya hice una elección, le voy a decir la verdad-
-No me importan tus actos, pero hazlo rápido- y me miro, con un odio y se fue.
No sabia, que estaba pasando, tenia muchas dudas, ¿Cual era el secreto? ¿Por que la otra mujer me miro de esa forma? ¿En que clase de peligro, estaba?

-Es hora que despiertes, te deje un regalo y espera, muy pronto nos vamos a conocer-

Abrí mis parpados, al sentir los rayos de luz que emanaban del exterior, ya había amanecido. Pensé, otro día y otro sueño más que nunca se va a volver realidad. Al levantarme, encontré una nota en el mueble, pero quien me pondría una nota. Instantáneamente pensé en las palabras que me dijo Cassandra, sobre nuestro encuentro y el regalo que me iba a dejar. Supuse que de este regalo estaba hablando. Mi curiosidad hizo que abriera la nota.

Buenos días amor, hoy es el día en el que nos vamos a conocer, tu sueño y el mío se ha hecho realidad, nos vemos en el parque Arco di Constantino, ve bien abrigado, por que hace mucho frió. Te amo.